Aquí estoy, reventando tu burbuja de cristal llena de unicornios y arcoíris. Porque seamos honestos, todos crecimos pensando que el éxito es tener un yate, fiestas al estilo Gatsby y amigos que parecen sacados de un reality show. Pero vengo a decirles: ni todo el glitter del mundo puede ocultar las ojeras de alguien que se parte la madre trabajando.
1. No Todo es Júbilo y Jolgorio
Vas a tener que lidiar con gente bien culey que no hará más que estorbar en tu camino al estrellato. Y no, no hay botón de «bloquear» en la vida real. Tendrás que aprender a negociar más que un comerciante en Tepito si quieres salir adelante.
2. Tu Tiempo Libre se Convertirá en Tiempo Menos Libre
Dile adiós a las series maratónicas y los hangouts. Ahora tus amigos serán las hojas de cálculo y las videoconferencias interminables. Pero tranqui, podrás stalkear las redes de tus ex cuando estés en el baño. Prioridades, chavos.
3. El Estrés se Convertirá en tu «BFF»
Vas a aprender tanto de manejar el estrés que podrías dar una TED Talk sobre cómo tener una crisis existencial cada semana y seguir como si nada. Pero el chiste es aprender a manejarlo, no a ser manejado por él.
4. No Siempre te Lloverán Billetes
Es más, probablemente vas a estar más seco que charla de domingo por la mañana. Pero no te awites, hasta los más grandes empezaron vendiendo chicles o siendo meseros. Lo que importa es el hustle, el esfuerzo constante.
5. Fallarás. Y Mucho.
Pero cada fracaso es como un episodio de tu serie favorita: duele, pero te enseña algo nuevo (o te hace reír, o llorar, o ambos). La chida es levantarse, sacudirse el lodo y seguirle dando.
Ahí la llevan, plebes. Si después de leer esto siguen queriendo ser los próximos Jeff Bezos o Elon Musk, pues ándale, que no se diga que no les advertí. El éxito es un camino lleno de baches, no un tobogán al paraíso.
Nos vemos en la próxima entrega de desengaños y desilusiones. Porque la vida es así, chavos. Ni modo.